Como cada 23 de enero, Toledo celebra hoy la festividad de su patrón, San Ildefonso y Luz del Tajo se suma a la conmemoración repasando en este post la historia del obispo más importante que ha tenido la ciudad, tan querido y admirado por todos los vecinos de nuestra ciudad. ¡Feliz día de San Ildefonso a todos los toledanos y toledanas!

Nos encontramos ante la única fiesta local fija en el calendario toledano, una fecha en la que se recuerda la fecha de la muerte de San Ildefonso en el año 667, en pleno dominio visigodo.

Un poco de historia sobre San Ildefonso

Aunque creemos que su perfil es de sobra conocido por todos los ciudadanos, no está de más recordarlo en este día tan especial, como una forma más de rendirle homenaje. San Ildefonso es recordado en nuestra ciudad por el privilegiado regalo que recibió de manos de la virgen María. Su destino parecía escrito ya desde niño, ya que San Ildefonso era sobrino del obispo Eugenio III de Toledo. No obstante, aunque su padre nunca se mostró muy partidario de que su hijo se dedicara a la vida eclesiástica, el joven decidió ingresar en el convento de la Agalia, muy cercano a Toledo, donde años más tarde llegó a convertirse en abad.

En el año 657, justo al morir su tío, Ildefonso fue elegido obispo de nuestra ciudad y dedicó gran parte de su vida a la literatura. Sin embargo, fue su devoción por la Virgen María lo que lo hizo tan conocido. La historia por la que es especialmente conocido y querida ocurrió en una noche de diciembre. Junto a sus clérigos, San Ildefonso decidió ir a la iglesia mayor de Toledo, situada en el lugar que hoy ocupa la Catedral, para cantar himnos en honor a la virgen. Al llegar, descubrieron que en la capilla había una luz muy deslumbrante que los asustó. Todos huyeron salvo él y sus dos diáconos.

Un regalo de la virgen María

Con cierto medio, finalmente los tres hombres decidieron entrar en la iglesia y acercarse hasta el altar para ver qué estaba ocurriendo. Y allí se encontraron con la virgen María. Cuenta la historia que la virgen se encontraba sentada en la silla del obispo, rodeada por un buen número de ángeles que entonaban cantos celestiales.

“Tú eres mi capellán y fiel notario. Recibe esta casulla la cual mi hijo te envía de su tesorería», narra la historia que le dijo la virgen a San Ildefonso mientras le imponía la casulla. Después, le explicó qué debía usarla en los días festivos designados en su honor. Tras este suceso, el Concilio de Toledo ordenó un día de fiesta en honor a San Ildefonso: el 23 de enero.

En la actualidad, en la ciudad se conserva un hueso del dedo pulgar de la mano derecha de San Ildefonso y en la Catedral de Toledo, aún puede observarse protegida por una gran reja, la piedra en la que la virgen puso sus pies cuando se apareció a San Ildefonso.

Disfrutemos del día de nuestro patrón.